Avispas o gorriones

dibu paz granada paloma

De qué sirvió esa unión, que no logró la fuerza… Y no hay fuerza, si no hay inteligencia…

Reina la confusion, en las calles y en el gobierno, se ha acabado una guerra, ha empezado el infierno…

La batalla ha terminado, nos dejaron varios muertos y cientos de mutilados…

[Comunicado 166 / Los Violadores]

Esta semana se cumplió uno de los dogmas de fe más antiguos de la opinión pública: Frente a un caos fronterizo, ficticio o no, la sociedad se aglomera frente a un objetivo o líder nacional, errado o no.

Una baja popularidad en las encuestas y una serie de disturbios en Lima y el interior, junto a una serie de escándalos que han afectado a ciertos ministros con carné del Apra, bien han podido ser los ingredientes que han apurado la publicación de los flamantes límites marítimos que los genios de Torre Tagle mantuvieron encarpetados por décadas.

El país se encontraba dividido y había que unirlo. Lo que no hace la política con la eficacia que se le reclama, tenía que hacerse utilizando un reclamo fronterizo con visos de potencial conflicto o guerra, sobretodo si la escaramuza es con un vecino con el que existe rencor y revanchismo.

Volar en combate implica no solamente volar. Es despegar a tiempo, esquivar, maniobrar y sobretodo derribar.

El anuncio de los límites marítimos ya se hizo y no hay vuelta que darle. Ahora solamente debemos esperar cómo se desenvuelve aquello que Gordon Thomas denomina la política de las sombras, escenario en el que los Estados que mantienen disputas fronterizas o geopolíticas se enfrentan en guerras sin cuartel, con armas no convencionales, lejos de las formalidades y coctelitos de sus respectivas Cancillerías o Casas de Gobierno.

Guerra de guerrillas

Ayer en la televisión, respecto al tema limítrofe entre Perú y Chile, Juan Carlos Tafur hizo comentarios muy avezados y peligrosos, como ya es costumbre suya.

Juan Carlos fue mi jefe en Correo, en una de mis mejores etapas profesionales. Y ello se debió a que precisamente Juan Carlos era un jefe avezado y peligroso, a diferencia de otros que tuve posteriormente, absolutamente lentos y almidonados.

Así las cosas, frente a los comentarios afiebrados de ciertos políticos de Chile, respecto a que era inminente una posible guerra con el Perú, Juan Carlos sostuvo que actualmente nuestro Ejército podía destruir el 90% de los tanques Leopard que invadieran nuestra frontera.

También dijo que la gran mayoría de nuestros MiG-29 ya se encontraban operativos y listos para volar y combatir a miles de pies de la superficie.

«Lo que Sendero Luminoso nos propinó en horror y dolor usando la guerra de guerrillas, bien podríamos usarlo ahora a nuestro favor. Ningún país fronterizo con el Perú podría enfrentar una guerra de baja intensidad». 

Y finalmente, criticando las frases alarmistas de ciertos políticos de Chile, quienes deslizaban la posibilidad de una guerra en el Pacífico Sur, sostuvo lo siguiente: «¿Qué pensarían los amigos del sur, si ahora nosotros empezamos a pedirles a nuestros compatriotas que trabajan en Chile, que empiecen a poner bombas por todos lados?».

Empezando por el final, es cierto que nuestras Fuerzas Armadas, frente a la superioridad de Chile en armas, pertrechos, respuestos y entrenamiento, reconocen que frente a una guerra, no nos queda otra alternativa que responderle al agresor con una guerra de guerrillas o de baja intensidad en su propio territorio, para destruir la logística y la maquinaria que se emplee en contra nuestra.

El Comando de Operaciones Especiales (COES) de la Marina de Guerra ya tendría algunos planes diseñados en ese sentido. Y vaya que nuestras Fuerzas Armadas conocen muchísimo de ese tema. Ayer mismo, un analista de la propia Marina de Guerra me dijo lo siguiente: «Lo que Sendero Luminoso nos propinó en horror y dolor usando la guerra de guerrillas, bien podríamos usarlo ahora a nuestro favor. Ningún país fronterizo con el Perú podría enfrentar una guerra de baja intensidad».

Pero discrepo con Juan Carlos con el tema de nuestros aviones MiG-29 y el de los tanques de Chile. Dudo que los MiG-29 se encuentren reparados y operativos y que nuestros pilotos de la FAP puedan combatir con eficacia en el aire. Volar en combate implica no solamente volar. Es despegar a tiempo, esquivar, maniobrar y sobretodo derribar.

Y para eliminar los tanques Leopard de Chile, el Ejército del Perú debe contar con adecuados sistemas anti-tanque que lamentablemente no existen en nuestras bases militares.

En algunos de los sistemas anti-tanque que tenemos, el disparo se dirige por medio de un filamento de metal que no se separa del proyectil, lo que es sumamente artesanal para los tiempos actuales.

La tecnología actual supone «disparar y olvidar».

¿Qué vendrá en el futuro, respecto al tema de la frontera marítima? Eso ya lo sabe Chile, con la seguridad que le dan sus políticas de Estado elaboradas para los próximos 50 años. Entretanto el Perú sigue atado al pasado, al igual que sus proyectiles.

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